Ella está en el horizonte. Camino dos pasos y ella se aleja. Nunca deja que la alcance. ¿Para qué sirve, entonces, la utopía?...para caminar.

martes, 23 de diciembre de 2008

Días de nostalgia

Los últimos días de diciembre son siempre extraños, se me agolpan los recuerdos en la cabeza y las visiones en la imaginación. Antes que ponerme a repasar, busco nuevos propósitos. No es difícil ponerte grandes retos, lo verdaderamente complicado es cumplirlos y que no representen un garabato en un papel olvidado.
Qué año. Ha pasado de todo, me siento distinta, a ratos desconocida, a veces mayor. Me pongo a pensar, se transforma mi cuerpo en sentidos. Respiro la suavidad del colchón, el olor a césped cortado, el aroma a mar, el perfume de las depedidas, el amargo sabor de las derrotas, el afilado cuchillo de los errores, la inolvidable sensación de vértigo, la sorpresa, la calidez de los abrazos. Me pierdo en los lugares, en la tierra italiana, en las habitaciones a media luz. Y por más que lo intento alejar, no me puedo resistir y caigo en el pudo ser pero no fue.
Tantas emociones contenidas pronto en 366 días. Y parece que fue ayer cuando mi corazón soñaba con las aventuras que me depararía el año 2008.
Soy una terca nostálgica, una tonta sentimental. Pero sobre todo, y cruzo los dedos, una personita feliz que agradece todo lo que conforma su vida: un montón de caminos cruzados, puntos clave, horizontes no tan lejanos y sueños, muchos sueños...que, sorprendentemente, se hacen realidad.

martes, 9 de diciembre de 2008

Amiga utopía

A veces me gustaría no pensar. Sería muy fácil cerrar los ojos e imaginar una playa, incluso en estos días que la lluvia cae sobre el mar mezclándose con el salitre. Ojalá esas fantasías donde vivo perdurasen después de abrir los ojos tras la bofetada fría del despertador. Me gustaría encontrarme con una realidad más dulce, adornada de compasivas noticias que me hiciesen sonreír en el camino diario. Desearía tener un poder paranormal y jugar con el tiempo a mi antojo fuera del papel. Así podría detener esos instantes, revivir esos segundos donde la vida me dejó sin aliento, abrazar una y otra vez a los brazos que me amaron. Quizá algún día la luz no descubra el escondite en el que me refugio, arropada por mis quimeras. Puede que la palabra utopía, en un día no muy lejano, cambie su significado más intrínseco.
¿Quién dice que no es posible que me pierda en un universo de sentidos? Aunque rehuya de la sencillez, adoro la belleza de la verdad. Por eso me hago siempre mil preguntas, que nunca tienen respuesta. Y voy de un lado a otro, coqueteando con las mentiras piadosas, rindiéndome a la evidencia...porque me gusta ser complicada, porque se está bien revolviendo las piezas del puzzle, porque no quiero ser sólo una más.