Soy afortunada, y lo sé. También soy humana, frágil y sensible, aunque quiera hacer pensar que no soy más que lo que se ve, esas burdas mentiras de cristal. Caigo, me duele, me levanto, recuerdo que tengo las rodillas lastimadas, pero sigo, sigo andando. Sea como sea, hay que seguir. La vida estalla en cada momento. No quiero encerrarme en la lamentación y en el problema. Problemas más importantes existen que mis pobres dudas y los arañazos que le han hecho a mi corazón. De todo se aprende, sobre todo, de los errores. Y es el destino, golpearse, llorar quizá, y recuperar la esperanza de que algo nuevo y mágico nos sigue esperando a la vuelta de la esquina.
Soy afortunada, lo sé. Tengo fuerza y ganas. No me dejaré vencer por un desengaño. Esto no es más que el comienzo de un desafío...