Este caos me hace daño. Me gustaría saber cómo controlarlo, cómo evitar que me doliera tanto. Parece que aunque quiera, no puedo endurecerme. Es sólo una apariencia que, aunque muchos crean, no es cierta. La garganta se me cierra, no me salen las palabras. No sé qué quiero decir, porque en ocasiones, no sé qué ocurre dentro de mí. Supongo que nos ocurrirá a todos. La vida misma me supera, rebosa mi embalse y se descontrolan todas mis emociones. Y lo peor, es que observo impasible cómo me ahogo, esperando una mano que me sujete, una voz que me descifre o, encontrarme a mí misma a la vuelta. Más capaz, menos sensible, más realista, menos frágil.
No, no puedo cambiarlo todo, no puedo controlarlo todo, no puedo evitar que las cosas me hieran, ni tampoco no herir. Pero sí puedo mirarlo frente a frente y no pecar de ingenua.
7 comentarios:
Supongo que todos nos descolocamos de alguna forma, todos miramos hacia dentro sin comprender demasiado y a veces permanecemos a flote esperando que alguien llegue a explicarnos de una vez por todas qué somos, y hacia dónde somos.
Saludos.
Esperar una mano amiga es lo peor que puedes hacer, pues eso te da esperanza y la esperanza en algo horrible, algo que nos mantiene entre la vida y la muerte, como moribundos en busca de medicina, de sanidad.
cuanto sabes de ti y lo que te queda por descubrir...!!! jejeje
me parece haber escrito yo este post amiga. me siento así tal cual lo cuentas.
Pues no sé... Yo creo que, ya que no podemos cambiarlo todo, es mejor al menos conservar esa ingenuidad, esa inocencia.
Besos poco realistas.
Pues yo opino que sí se pueden cambiar los sentimientos, abriendo los ojos y el corazón por igual cada momento... y que la lógica y la razón calmen cualquier pensamiento de culpa o vergüenza ajenas.
un saludo.
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