Ella está en el horizonte. Camino dos pasos y ella se aleja. Nunca deja que la alcance. ¿Para qué sirve, entonces, la utopía?...para caminar.
sábado, 16 de marzo de 2013
No vendrá nadie a salvarte
Me sobrecogió una emoción indescriptible, mezcla entre dolor, culpa y miedo. Hacía bastante tiempo que no sentía esa huella, creía que las olas se habían llevado los restos de las palabras que tenía escritas en la piel. Pero, me engañaba a mí misma una vez más.
Tengo una amiga que me dijo que las cosas que nos ocurren no son casuales, que siempre tienen un porqué. Así, a menudo, llegan personas a nuestra vida, les abrimos las puertas de nosotros mismos impulsados por esa intuición, a veces errónea, otras acertada, de que esa persona no llega para hacernos daño. Y, con más dificultad por todos esos tortazos que te han ido dando, dejándote las mejillas en carne viva, te vas desnudando, haciéndote más frágil aunque, al mismo tiempo, más fuerte. Todo es simple, cuando queremos que lo sea. Somos nosotros quienes complicamos las relaciones, si no con mentiras, con medias verdades.
Me pregunto qué quiero que vean los demás cuando me ven. ¿Honestidad? ¿Transparencia? ¿Cercanía? ¿Alegría? Quizá quiero que vean lo que quiero ser, asustándome terriblemente cuando sé que, dentro de mí, hay tantas dudas sobre mi calidad personal. Porque decir en voz alta que has sido cobarde, que has engañado a los que te quieren, que has sido infantil y caprichosa, que has sido egoísta e inconsciente, cuesta.
Tremendo es que dentro de este bucle, sólo piense que no vendrá nadie a salvarme de mis fantasmas. Que alejaré a las personas de una u otra manera. Que estoy cansada y abatida. Y que, aunque día a día lleve el optimismo como bandera, sé que esa carga que me abruma, es muy pesada. Pero es mía.
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2 comentarios:
No es fácil comunicarse, los humanos sabemos escuchar poco y mal...sin embargo siempre hay gente a la que amamos y a esa si la sabemos comprender...
Besos
Cargamos con todo lo que somos, lo que nos gusta y lo que no. Y quienes nos aman así lo aceptarán, tal cual lo hacemos nosotros. Porque de eso se trata los amores, cualquiera, todos los que nos acompañan en la vida. Al menos así debiera ser.
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