Ella está en el horizonte. Camino dos pasos y ella se aleja. Nunca deja que la alcance. ¿Para qué sirve, entonces, la utopía?...para caminar.

jueves, 27 de marzo de 2008

Bocanadas de aire


Por mucho que abría las ventanas, en la habitación no entraba aire nuevo. Cada noche sentía que conocía demasiado bien al oxígeno viciado. Había probado a huir a otros mundos, con excelentes resultados. Lo nefasto era volver a poner los pies en su tierra y darse cuenta de que el reloj corría en su contra. Probó a dibujar las primeras frases que la mano sintió llegar desde la boca, junto con tizas, se armó de valor para escribir las palabras en las paredes. Tocaba el techo e irremisiblemente, bajaba de nuevo para buscar un nuevo espacio en el que escribir confusión, las ideas se paseaban por otra cabeza, quiero ser un árbol, busco y no encuentro. Resbalaba una y otra vez hasta el suelo, esperaba, no llegaba nada. Se sentía muy sola en su cruzada, por mucho que llenara los muros con sentimientos, la verdad no aparecía. Y, una tarde como otra cualquiera, viendo pasar el tiempo y sintiéndose angustiada al contar los días que le restaban, se dio cuenta: estaba en el lugar equivocado.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

y posiblemente en el tiempo inadecuado; pero hace falta buscar lo que no existe como si esto fuera cierto.
Salud pulmonar!

Elena dijo...

Me resulta familiar esa sensación, Lorena. La de no saber muy bien dónde estamos, la de la opresión que no te deja pensar... Lo has descrito con una gran belleza. Una prosa que llega al corazón.

Cada vez me gusta más tu blog. Es uno de los más sugerentes que he visto.

Un saludo

M. J. Verdú dijo...

Los sueños nos empujan a seguir adelante. Bello blog