
Los recuerdos y los sueños. A veces sueño mis recuerdos, otras recuerdo mis sueños. Lo que más duele es vivir los sueños como si fuesen recuerdos. Estoy en otra piel que no es la mía, beso otros labios que no son los suyos, me ilusionan otras metas, mis conocidos son desconocidos. Nostálgica, soy demasiado nostálgica. En menos de un segundo se me llenan los ojos de lágrimas; a veces ni siquiera comprendo bien por qué. Supongo que tengo demasiadas heridas sin cerrar, todas con nombres propios, porque hasta a mis sueños rotos les puse el nombre de aquel que no llegó a ver la luz, pero que amé con todas mis fuerzas.