Ella está en el horizonte. Camino dos pasos y ella se aleja. Nunca deja que la alcance. ¿Para qué sirve, entonces, la utopía?...para caminar.

sábado, 26 de diciembre de 2009

En venticinco frases

Divago, y así es imposible estudiar fisiologia. Por eso, haré este curioso test.

Escribe 25 cosas sobre ti, tus gustos, pensamientos, físico, amistades, comportamiento...

CUALQUIER COSA VALE, ¡GO GO GO!

1. Sueño con dedicarme a escribir.
2. Soy muy protectora con la gente que quiero.
3. Me encantaría saber tocar el piano.
4. Siempre llevo un libro en el bolso, vaya a donde vaya.
5. Colecciono marcapáginas de todos los sitios que visito.
6. Tengo debilidad por la ropa interior y los tacones.
7. Me gusta que me abracen al dormir.
8. No hay nada más bueno que el chocolate.
9. Me encantan los musicales, sobre todo en directo.
10. Echo de menos a mucha gente.
11. Cuando tenga dinero me compraré un coche, me haré la depilación láser y me fundiré la tarjeta en la FNAC, por este orden.
12. Siempre seré fan de Mecano.
13. Estudiaré periodismo y filología hispánica algún día.
14. Si tuviera un poder, me gustaría cambiar el pasado.
15. Algunas de los lugares a los que quiero viajar son Argentina, Nueva York, París y Egipto.
16. No soy fotogénica.
17. Deliro cuando tengo fiebre.
18. Aún no he aprendido a ponerme bien las lentillas.
19. Sueño despierta con mucha frecuencia.
20. Me encanta debatir.
21. Soy un poco desastre en la cocina, aunque me defiendo; pero lo que derrite es que me hagan de comer.
22. A veces me caen mejor los animales que las personas.
23. No tengo paciencia con mi familia ni mis amigos.
24. Me encanta escuchar canciones de Disney.
25. Creo en el amor.

jueves, 24 de diciembre de 2009

Feliz navidad


Qué año tan raro este que pronto se va a marchar. Si cierro los ojos y me pongo a pensar, vienen a mi cabeza demasiadas imágenes, sentimientos encontrados. He visto tantas cosas, que a veces me asusto, preferiría no haber asomado el hocico por más de un ventanal. Pero aquí estamos, un año más preparando el marisco (aunque algunos sean alérgicos, yo soy devota, más bien), adornando la casa, limpiando y escondiendo (que a nadie se le ocurra abrir mi armario, porque puede encontrarse con una avalancha), en fin, ¿especial?, como siempre. Se espera a la familia, se felicita a los amigos, echándoles de menos. Qué regustillo tan extraño el de la boca de mi estómago. Quizá espero algo. No sé muy bien qué. Desde luego, tengo claro que espero tener a más personas que felicitar, más momentos que recordar y más sentimientos encontrados, la próxima navidad.
¡Disfrutad tod@s del día, estés donde estéis!
PD. Estos son mis tres perritos, de izquierda a derecha Enano, Cleo y Miko :)

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Buscando la magia

Echo de menos mi otra vida. No puedo evitarlo. Sigo caminando, pero la magia se ha perdido. No sé si juega conmigo al escondite, o si es culpa mía por hayarme sumida en este ver pasar los días con el agua hasta el cuello siempre. Convivir con el estrés de las cien cosas que tienes que hacer, cansa. Alguna que otra vez deseo volver a ser niña, para no tener más obligación que jugar, incluso dejando en un plano secundario eso de crecer, que no es tan divertido como yo pensaba.
Mañana me voy de viaje, algo cortito entre amigos.
Siempre pienso en un viaje como algo bueno, único. En los pocos que he hecho, siempre ha ocurrido algo especial, así que espero encontrar el lugar donde se oculta aquello que busco o, al menos, olvidarme de todo.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Corriendo


Es tarde, pero entre una cosa y otra, he perdido el sueño. Mañana temprano lo recuperaré, probablemente. Y volverá a ser tarde. Aunque hoy he pensado que, en ocasiones, más vale tarde que nunca. Sobre todo si está tu palabra de por medio.
Me he pasado todo el día corriendo de un lado para otro, con mi corazón de viaje por otros derroteros. Me pasa a menudo; no me gusta. Parece que me divido en dos partes, y sé muy bien que, por separado, no funciono bien.
Al lugar donde has sido feliz, no debieras tratar de volver....dice una de mis canciones favoritas, esas de las que verdad me sacuden por dentro. Sin embargo, soy como un extraño y masoquista cuervo, que bordea, una y otra vez, las mismas palabras, las repetidas imágenes que al alma duelen y a la razón pervierten. Eso me lleva a pensar si avanzo, o simplemente me desplazo en círculos, viciosos y estúpidos.
Quiero inventarme en otros ojos. Renacer de las cenizas. Aprender de los errores. Y entender que no puedo saber qué viene, pero tampoco puedo esperar con miedo.

sábado, 21 de noviembre de 2009

¿Alive?


Qué escalofríos. A veces me río de lo surrealista que son mis circunstancias. Sin embargo, supongo que más de uno siente lo que yo y, más que a menudo, echa mano de la manida frase de: ¿por qué a mí?
Sí...¿por qué a mí? ¿Por qué tengo un examen infumable que versa sobre las diferencias humanas, sin aclarame, por otro lado, en qué nos diferenciamos?, ¿y por qué tengo que ponerme enferma en una semana caótica, dejando que el virus me arrebate la poquita energía que me quedaba?, ¿y por qué tengo esta depresión de caballo?, ¿por qué el pasado, una vez más, me supera, haciéndome llorar, aferrándome a aquel tiempo en el que la felicidad no me cabía en el pecho?, ¿por qué quiero sólo meterme entre las sábanas del colchón (nuevo, maravillosa viscolástica) para leer Déjame entrar y dejarme devorar por esa apasionante historia, que, desde luego, no es la mía?

He hecho trampa, de la última pregunta sí conozco la respuesta. Allí nadie me hace daño, allí sólo estamos mi perro, mi libro y mis fantasías, porque ni yo misma existo.
Que alguien me agite, muy fuerte. Y me traiga de vuelta a la vida real...dura y puta, surrealista en su mayoría.





martes, 10 de noviembre de 2009

Apatía


Sin energía para gritar ni para llorar. Ni habitante del cielo o el infierno, parece que navego en una dimensión paralela, solitaria e inmune. Busco palabras que escapan de mis manos. De mi boca sólo salen suspiros y, cuando me miro al espejo, hay días que no me reconozco. Miento tan bien que ni yo misma me creo. Puede que, una noche, mientras dormía, alguien se colase por mi ventana y me mordiera, cual vampiro, quitándome la vida que fluía por mis venas.
Ahora soy ese fantasma gris que recorre los pasillos polvorientos de una vida prestada. Necesito despertar de esa absurda apatía. Reír a carcajadas, enfadarme y gritar todas las palabrotas que me negué a pronunciar porque no estaba bien decirlas. También llorar como una niña desconsolada, por todo aquello que echo de menos, por lo que me hace daño. Y querer, querer tanto, tanto, que vuelva a ser todo aquello que se ha llevado el viento.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Agotada

Me cuesta aceptar que no puedo cambiarlo todo. Desde las guerras que se llevan por delante tantas vidas, hasta las simples decisiones con las que no estoy de acuerdo. Tampoco puedo cambiar los sentimientos ni los propios ni los ajenos. La suerte muchas veces no está a mi favor, o las dichosas circunstancias me juegan malas pasadas. Aunque sea reticente a creer en el destino y todo eso...a menudo miro las palmas de mis manos intentando descifrar las líneas enrevesadas que alguien dibujó en mí.
Este caos me hace daño. Me gustaría saber cómo controlarlo, cómo evitar que me doliera tanto. Parece que aunque quiera, no puedo endurecerme. Es sólo una apariencia que, aunque muchos crean, no es cierta. La garganta se me cierra, no me salen las palabras. No sé qué quiero decir, porque en ocasiones, no sé qué ocurre dentro de mí. Supongo que nos ocurrirá a todos. La vida misma me supera, rebosa mi embalse y se descontrolan todas mis emociones. Y lo peor, es que observo impasible cómo me ahogo, esperando una mano que me sujete, una voz que me descifre o, encontrarme a mí misma a la vuelta. Más capaz, menos sensible, más realista, menos frágil.
No, no puedo cambiarlo todo, no puedo controlarlo todo, no puedo evitar que las cosas me hieran, ni tampoco no herir. Pero sí puedo mirarlo frente a frente y no pecar de ingenua.

martes, 3 de noviembre de 2009

No he podido


No he podido. Creo que ya lo he intentado casi todo. Ni la comida, ni la bebida, ni siquiera el juego. Sigo esperando a emborracharme de vicio, a explotar de adicción. A veces me asusto por desear tanto, algo tan horrible. Pero me gustaría que me cegara el alcohol, que por mi cabeza sonara constantemente la música repetida de la máquina tragaperras.
Podría buscar ayuda profesional, alguien con quien hablar, que me orientara en mi futuro. Podría buscar un grupo de apoyo, gente como yo. Decir en voz alta: "me llamo Lorena y soy adicta". Seguro que vería miradas de consuelo, de empatía e incluso pena. Por dentro sentiría entonces, esa indescriptible emoción que se siente cuando sabes que existen personas que te comprenden, que han estado en tu misma piel. Entonces, sonreiría ante la fragilidad que me caracteriza y vería que no estoy sola, que hay quien sufre como yo. Y quien sale adelante.
Pero no he podido. Resquebrajo mi cabeza buscando nuevas cosas que probar. Sin embargo, dudo que haya droga tan fuerte como la del roce del cuerpo, como la de la ilusión de un encuentro, como la de imaginar que existe la otra parte de ti, esa que te falta para poder sentirte totalmente llena por dentro. La otra mitad perfecta o imperfecta, según se mire.
No he podido hacerme adicta de esas drogas blandas. No he podido. Es difícil encontrar algo tan adictivo, tan corrosivo, tan inefable, tan doloroso, tan eclipsante, como el maldito amor.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Reinventar(me)

A ratos me canso un poco de mí misma. Supongo que nos pasará a todos. Otra vez la misma cara en el espejo, de nuevo la misma ropa e incluso, los mismos retos. No lo puedo negar, me da miedo el aburrimiento. Es corrosivo. Peligroso.
Hace mucho que no escribo. Creo que lo que pasaba es que siempre escribía lo mismo. O quizá era el fondo negro. Por eso lo he cambiado a morado, para tener otro color.
Yo, yo y yo. Qué cansina. Si por lo menos fuera algo interesante...lo entendería, pero no hay nada tan interesante como para hablar de ello a todas horas (y si hay algo, que alguien me ilumine).
Por eso quiero adelantar un poco de trabajo antes de que acabe el año. Con eso de que siempre escribo una lista de cosas que quiero conseguir...creí de suma importancia empezar ahora mismo. Reinventarse o morir decían, ¿no? Pues manos a la obra.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Preguntas sin respuesta

Últimamente escucho, de boca de unos y otros, una pregunta que nos turba. ¿Quién soy? Nos preocupa realmente saber nuestra identidad pero, otra cuestión sería, ¿cómo puedo saberlo? ¿Tenemos que pensar que somos lo que los demás ven?, ¿acaso sólo lo sabemos nosotros? ¿Es imposible saberlo?
Soy incapaz de dar una respuesta. He visto a gente llorar por sentirse perdido dentro de sí mismo, gente que llora por no quiere ser quién es.
Creo que la mayoría de las veces sabemos quiénes somos. Lo difícil es aceptarlo. Aceptar nuestra humana imperfección.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Regresión

A veces deseo, con una fuerza que me asusta, volver al pasado. Ahora que veo las consecuencias de mis actos, ahora que sé lo que venía después de decidir. Pero nada es tan fácil, mucho menos la vida. Por eso pienso y repienso lo que voy a hacer, con la esperanza vana y falsa, de que de esa manera, no me equivocaré, no haré daño a nadie y podré mirar atrás sin ningún remordimiento, sin pena, orgullosa de mí misma.
Sin embargo, por más vueltas que le doy, en ocasiones no hay forma de no herir a otros, o incluso, de no herirme a mí misma.
Es la única pega que puedo achacarle a decir la verdad.

viernes, 7 de agosto de 2009

Tan sólo palabras


Tengo miedo a la hoja en blanco. Hace mucho que me escondo. Leyendo a Rosa, siento que necesito llenar el papel, llenarlo de palabras, dibujos y verdades.
Sin embargo, esperaré un poco más, no demasiado. Sólo a estar sola.
Mientras tanto, las cogeré prestadas.
La tentación de rendirse
Rosa Montero, 2007
Natascha Kampusch, esa pobre muchacha austriaca secuestrada durante ocho años por un tarado, ha vuelto a dar otra entrevista a la televisión de su país. He visto fotos: Natascha está enorme. En tres meses ha engordado una barbaridad de kilos. Ahora, con la cara tan redonda, parece más joven. Es una niña, una niña obesa. Me quedé pensando que, para engordar de ese modo en tan poco tiempo, hay que echarle mucha voluntad y atiborrarse de una manera casi programada. Siempre me ha maravillado la elocuencia de nuestros cuerpos, y en este caso el sobrepeso de Natascha parece enviar un mensaje claro: se diría que la chica ha sustituido el encierro de su raptor por la jaula de su propia carne. Sepultada dentro de su obesidad, deja de ser una mujer adulta y atractiva y se convierte en una especie de niña regordeta. Es una regresión y una protección. Es la tentación de rendirse y no luchar.

El tormento que ha vivido Natascha me parece tan enorme e indecible que no soy quién para juzgar sus métodos de supervivencia. Sólo quería resaltar que ese mismo impulso lo he visto en otra gente. Por ejemplo, estoy convencida de que muchos obesos, hombres y mujeres, lo son porque, inconscientemente, han decidido poner una muralla de grasa entre ellos y el deseo sexual, tanto el propio como el de los demás. En alguna medida son como los anoréxicos: si al dejar de comer pierden la menstruación, los pechos, las curvas femeninas (ellas), los músculos y formas masculinas (ellos), convirtiéndose en esqueletos asexuados, al zampártelo todo y ponerte redondo también estás abandonando de algún modo el mercado erótico. Se acabó el riesgo de enamorarse de alguien, la amargura de no ser correspondido, el miedo a la derrota. Porque, paradójicamente, si te das por fracasado desde el principio, parece que las cosas ya no pueden herirte.
Pero no se trata sólo de comer o no comer. La tentación del fracaso abarca todas las actividades humanas y es algo verdaderamente muy común. Ni siquiera hace falta haber vivido un trauma tan descomunal como el de Natascha para percibir dentro de uno mismo el latido sordo de ese oscuro deseo. Es el miedo a la felicidad, el cansancio de la lucha constante por la vida, el vértigo ante el posible sufrimiento. En la mayoría de las personas, esa tentación del fracaso es combatida y superada cada día. Pero los psicólogos saben que muchos individuos no se permiten el éxito y se convierten en los mayores enemigos de sí mismos, en los principales saboteadores de sus propios esfuerzos.
Los humanos somos unos bichos tan malditamente complicados, tan desequilibrados y contradictorios, que podemos pasarnos toda la vida creyendo que deseamos algo con todas nuestras fuerzas, cuando en realidad estamos invirtiendo toda nuestra energía en conseguir que ese deseo no salga adelante. Y así, nos enamoramos de los hombres o las mujeres más inconvenientes, aquellos con los que justamente será imposible construir una pareja estable; o decimos que queremos ser escritores pero nos las arreglamos para no escribir jamás; o tomamos decisiones laborales que nos alejan de un ascenso y decimos que lo hacemos porque queremos vivir con tranquilidad, cuando lo cierto es que no nos atrevemos a afrontar el reto. Hay mil maneras de fastidiarse uno la vida, todas ellas enmascaradas con estupendas y convincentes explicaciones.
Es verdad que uno debe de sentirse muy libre cuando no tiene nada que perder. Pero es una libertad que cuesta demasiado, una ligereza de equipaje muy poco envidiable, semejante a la del muerto en el cementerio. Vivir conlleva siempre un riesgo, un reto y un dolor. Imposible vivir una vida digna de tal nombre sin aceptar de entrada esos ingredientes. Sí, es cierto: a menudo sientes que se agita dentro de ti el pequeño gusano de la rendición. Por qué seguir insistiendo en enamorarte. Por qué seguir peleándote para conseguir montar tu propia empresa. Por qué continuar tiñéndote el pelo, haciendo deporte, cuidando la dieta. Por qué esforzarte en ser actor, o fotógrafa, o corredor de motos, esas vocaciones tan duras y difíciles, en vez de apoltronarte en un empleo seguro dentro de un banco. Y así sucesivamente. Es tentador rendirse, fracasar de entrada y sin luchar, antes de que te fracasen los demás. Pero es una elección bastante estúpida. Porque el único fracaso irremediable y verdadero es no vivir; y porque el miedo al dolor es siempre peor que el dolor mismo.

jueves, 23 de abril de 2009

Feliz Día del Libro

A veces me pregunto qué aprendí antes: a soñar o a leer. Me recuerdo siempre con un libro entre las manos; también me imagino así. En cada una de las páginas de los libros que habitan en mi estantería están mezcladas las historias, las de los personajes protagonistas, las mías también. Sus letras me mostraron otras culturas, me enamoraron con grandes historias de amor, me hicieron reír y también llorar.
Hoy, un bonito y soleado 23 de abril, es el día del libro. Un día corriente para celebrar un acto corriente. Curiosamente, cuando termina el día, en mi habitación siempre comienza la noche del libro. Para mí, pocas cosas en el mundo son más emocionantes, más económicas y fascinantes.

sábado, 18 de abril de 2009

Instantes llenos de vida


Luz que nunca se extingue

Te equivocas, sin duda. Alguna vez alcanzan
tus manos el milagro;
en medio de los días indistintos,
tu indigencia, de pronto, toca un fulgor que vale
más que el oro más puro:
con plenitud respira tu pecho el raro don
de la felicidad. Y bien quisieras
que nunca se apagara la intensidad que vives.
Después, cuando parece que todo se ha cumplido,
te entregas, cabizbajo, a la añoranza
del breve resplandor maravilloso
que hizo hermosa tu vida y sortilegio el mundo(...)


Eloy Sánchez Rosillo

martes, 24 de marzo de 2009

Derecho al delirio

Sabio y maravilloso Eduardo Galeano

sábado, 21 de marzo de 2009

Sigo siendo esa niña

Recuerdo este día, varios años atrás, con tarta, chocolate y velas. Hoy he tenido chocolate, aunque he echado de menos la tarta y soplar las velas para pedir un deseo imposible. La tecnología me invade; setenta amigos me felicitaban vía tuenti, otros más tradicionales llamaban por teléfono.
En el fondo, sólo es un día más; una excusa para reunirme con la gente que quiero para pasarlo bien.
Sin embargo, dentro de mí algo se remueve. Hace nada y menos tenía quince años, estudiaba en el instituto y me enamoraba por primera vez. Hace nada y menos me enfrentaba con la selectividad y, peor aún, con la difícil decisión de elegir qué quería hacer con mi vida. Hace poco celebraba mi mayoría de edad, ya podía ir a la cárcel.
Hoy, para variar un poco, quiero celebrar que vivo, que estoy aquí, soy testigo, cómplice, protagonista, víctima, habitante...proyecto de muchas cosas, ser humano. Nunca está de más resaltar el pequeño detalle de que el tiempo vuela, y yo con él.

jueves, 12 de marzo de 2009

Distancia


La distancia es humo. Densa, infame, gris, también efímera. La distancia no es más que un camino: corto o largo, a veces, simplemente depende del destino. Temo, y no sé muy bien por qué, hacer eterna la distancia; cambiar el sendero, tomar atajos. A veces cuesta mucho llegar al final del trayecto, pero merece la pena recorrer esos kilómetros, esos metros, esas calles, si encuentras alguien con quien compartir tiempo y sueños sea tan natural como los miedos.
Es muy fácil crear acantilados, elevar la colina y convertirla en Himalaya.
Estoy al otro lado del humo, y la certeza de que tú estás me hace sentir que entre nosotros, mientras haya confianza y cariño, nunca habrá distancia.

domingo, 8 de marzo de 2009

Baño de luz

Era toda piel. Toda mi corta vida buscando la luz para encontrarla un domingo de marzo trepándome por las piernas. El sol me acariciaba y yo, sin oponer resistencia, simplemente cerré los ojos. Es curioso como cuando dejas tu mente en blanco, los recuerdos saltan del inconsciente, a veces mezclados con imágenes que no puedes saber si pertenecen a la realidad.
Recuerdos dulces, nostalgia del verano, música de fondo, letras, poesía, risas.
Conmovida por el regalo de esos veintimuchos grados mañaneros, me sentí afortunada y feliz por estar disfrutando del baño de sol sin ni siquiera esperarlo. Afortunada pensé que sería justo una especie de reencarnación; todos los seres humanos deberían poder estirar las piernas en una pequeña terraza para olvidarlo todo, por pocos segundos que fueran, ante la visita del grandioso espectáculo del sol eclipsando el cielo.
Sólo hay una cosa que pueda superar a todos los rayos de la gran estrella y, paradójicamente, también es un baño de luz.
Aunque ante ese baño todo queda reducido a un corazón.

domingo, 15 de febrero de 2009

Tiempo nuevo


Tras muchos días de sombra y soledad, con cuatro exámenes menos, algo de alivio, impaciente incertidumbre, aquí está, sonriente, el tiempo nuevo.
Puede que quede alguna asignatura pendiente para septiembre, pero creo que después de sobrevivir a estas semanas tan intensas, debo estar orgullosa de mí misma.
Se me agolpan las palabras, las ganas dentro del pecho.
Hay tanto que escribir...

lunes, 19 de enero de 2009

Mi historia

Descubro al amanecer, o él me descubre a mí, no lo sé. Hay noches que parecen volar en un simple pestañeo delante de mí, en otras me atacan crueles pesadillas que hacen del despertar una verdadera vuelta a la vida. Pero casi todas las noches últimamente son un poco frías. Demasiados gigantes al acecho, grandes huracanes arrastrándome de un lugar a otro. Como una paseante por las playas llenas de arena, respiro nervios, impaciencia, hundiéndome en muchos pasos, descubriéndome reflejada en las olas, sonriéndole al que anima a mis labios a separarse.
Esta noche llueve, pero no estoy triste. La tarde ha pasado entre hojas, subrayadores, chocolates calientes, miradas cómplices, risas (un poco malignas), palabras, y poco silencio, aunque en las bibliotecas suele desearse más de lo que ahora yo deseo que todas mis inquietudes se disipen.
Tienen mucho que ver los que me acompañan, día a día, en la odisea de reservar una mesa donde estudiar, de que esta noche me aventure a ir más allá del temario del examen del día 26, me atreva a coger grandes bocanadas del aire empapado a salitre, no me de miedo desafiar lo indesafiable. Porque, nada tendría sentido...si no tuviese a quien decirle todo esto que me alborota, si sólo mis letras, las que me escribo para descifrarme, en noches de niebla y días tenebrosos, fuesen las protagonistas de mi historia.

sábado, 10 de enero de 2009

Peces en el agua

Cae sobre mí, arrastra todo, se lleva los perfumes ajenos, las caricias que la piel aún guardaba, la capa invisible de los besos y a veces hasta los malos pensamientos. Cierro los ojos y olvido, tan fácil y tan difícil como eso. Bajo el agua estoy yo, pero no estoy. Ya que lo estudio, podría plantearme también el problema cuerpo-mente, divagar sobre si mis pies caminan en otra dirección aunque estén clavados en el bañera blanca. Los miedos siempre me persiguen, y no sirve de nada cantar alguna canción a gritos para no oír a las palabras que me dan vueltas en la cabeza.
Al fin y al cabo, yo también soy H2O, aunque sueñe, muchas veces, con ser un simple pez.

viernes, 2 de enero de 2009

Principio

Comenzar es siempre raro y por ello, los primeros días del año suelen ser agridulces. Por lo menos para mí. Los propósitos están hechos, ahora viene lo más difícil, dejar de proponer para cumplir. Mi propósito de estudiar en navidad ha caído en el olvido y los exámenes de finales de enero me miran desafiantes. Mi frase de: aún hay tiempo sigue colgando en el aire.
Tuve la suerte de recibir el lunes pasado unos preciosos regalos por parte de mi amigo invisible. Aún no sé quién eres, pero la verdad que lo que has hecho por mí ha sido precioso. Gracias también a esa personita que me acercó la caja rosa donde venían los libros y los bombones que tantas sonrisas me han arrancado.
Porque con esto de la crisis, ya se sabe que hay poco dinerillo y los regalos deben llegar a los más pequeños. Los que estamos en proceso de ser mayores quedamos en un segundo plano. Pero a pesar de todo, la vida siempre se porta muy bien conmigo, dándome grandes regalos como una buena cena con buena gente, una noche bonita con amigos que disfrutan de las pequeñas cosas y, palabras desde el corazón.
Sigo esperando con muchas ganas noticias buenas de la mitad del mes. Ya os contaré si hay novedades.
Por ahora, no hay mucha más que decir. Sigo observando el cielo nublado, pensando y pensando en detalles de reyes, esperando, hablando, soñando...como siempre.