Ella está en el horizonte. Camino dos pasos y ella se aleja. Nunca deja que la alcance. ¿Para qué sirve, entonces, la utopía?...para caminar.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Cansada

Desde bien temprano con la sonrisa puesta. Mis perros me dan los buenos días de la manera más dulce: el día tiene todo lo necesario para ser estupendo. Y voy, caminando con todos mis sueños a cuestas, intentando mejorar en los pequeños detalles que hacen especial nuestra convivencia. Sin importar quién sea, el saludo. La educación por delante. Piensas que encontrarás como respuesta algo parecido. Cada persona es un mundo, hay quien necesita más tiempo, paciencia, paciencia. Aunque la respuesta sea casi inexistente, adelante. Ya llegará el cambio. Será una mala racha, lo estará pasando mal. Poco a poco. La confianza. La amistad. Esperanza. Paciencia.
Y sin embargo, en el transcurso de los días, lo que quieres tapar con excusas, irremediablemente sale. Duele. Escuece como un corte, cada vez más hondo. Esa herida que se forja con la desilusión. Por más que te preguntes, nadie te dará una contestación. Parece que estamos demasiado ocupados en nuestros asuntos como para darnos cuenta de que en el mundo existen más seres, aparte de uno mismo.
Sí, hace una noche fresca. La facultad, el dentista, luego el trabajo, el gimnasio...y ahora, el cansancio. Tristemente, no son mis huesos los derrotados.