Ella está en el horizonte. Camino dos pasos y ella se aleja. Nunca deja que la alcance. ¿Para qué sirve, entonces, la utopía?...para caminar.

sábado, 18 de enero de 2014

Tiro al blanco


Es como si sintiera un tirón, una sensación desagradable que viene de repente, y que no sé cómo aliviar. Hacía tiempo que no me sentía tan bloqueada, a pesar de que por mucho que busco en mi mente, no encuentro nada más que palabras que no sé lo que significan, espacios en blanco y ecos que me hacen perderme más. 
Hay nubes oscuras; me apetece meterme en la bañera y dejar que el tiempo fluya mientras me quedo escuchando el murmullo del agua contra la porcelana. Nada más. 
Si me dejo sentir, sólo lloro. Tampoco sé si ponerle rabia o decepción va a devolverme la energía, va a desenredar el nudo. 
Mi lado izquierdo me dice que todo está bien, mi lado derecho está en llamas. Creo que quiero gritar o correr, sacarme de dentro esta sensación, borrar todos los recuerdos que vienen, como serpientes rodeándote la garganta. No pude esquivarlo a tiempo, lo tuve encima y, a pesar del escudo, me tocó.Y cuando toca, hiere. Y es como si el mundo comenzase a girar mucho más rápido de lo que lo haces tú, mis ritmos se han alterado, estoy como ausente, pero, contraria a Neruda, no me siento cómoda en esta piel extraña.  Yo no quería. No era el momento. Y ahora estoy indefensa, desarmada, frágil y quebradiza, con frío y con un rumbo que me inquieta, porque ya no depende de mí, se descontroló.