Ella está en el horizonte. Camino dos pasos y ella se aleja. Nunca deja que la alcance. ¿Para qué sirve, entonces, la utopía?...para caminar.

jueves, 31 de mayo de 2007

Hora de irse

Ya no era cálida. Ni siquiera sentía paz cuando llegaba hasta ella. Se había convertido en morada de silencio, y nunca me ha gustado el eco del viento resonando en los pasillos. Poco a poco, las fotografías se volvieron borrosas. La luz se negaba a entrar por las ventanas y sólo había tinieblas y cada vez, una oscuridad más fría rodeándome.

Sabía que había llegado el momento, pero me asustaba. Es extraño como algo que ha sido esencial en tu vida, puede ir desligándose de ti, hasta ser sólo un vago recuerdo, que no estás segura de que sea tuyo.

Hice la maleta. Me pesaba mucho el corazón. Con tristeza, me fui alejando poco a poco, sin hacer ruido, de la que había sido mi casa durante años. Me llevé a cuestas la incertidumbre, abrazada a la ilusión, de si encontraría un nuevo hogar.

3 comentarios:

JuanMa dijo...

El hogar está donde dejes el corazón.

Claro que lo encontrarás.

Besos.

Anónimo dijo...

Y te sostendré la mano, no te dejaré caer, y caminarás junto a mí...donde el corazón te lleve, ése será tu motor, tus piernas serán el amor...donde el corazón te lleve allí te espera mi voz, no te pares, síguelo...(8)

Isabel dijo...

"Una casa es el lugar donde uno es esperado";eso dice Antonio Gala...
Pero te aseguro que me he reconocido en tus palabras;sin embargo el hogar se lleva,como dice Juanma ,en el corazón...
Ahí donde esté tu corazón estará tu hogar...
Un besazo,Lorena.