Sí, sí, sí.Le saco la lengua a los miedos, a las burdas competiciones, a lo que me hizo daño, a lo que no me valoró. Adiós con una sonrisa, la misma que recibe al futuro con los brazos abiertos.
Me pica el gusanillo de la curiosidad. Miles de preguntas se pasean por mi cabecita, en busca de ansiosas respuestas. ¿Qué va a ser de mí?, ¿cómo será esta nueva etapa?, ¿a quién conoceré?, ¿qué sentiré?, ¿qué viviré?
Sea como sea, no tengo prisa aunque sí muchas ganas. Quiero nuevas experiencias: nuevos rostros, más letras, más amaneceres y bellas poesías. Ahora sí, quiero saltar sin saber cuál es el lugar de aterrizaje. ¿Acaso importa? La inquietud muchas veces es buena, espanta al sedentarismo que va de la mano del conformismo. Por favor, ¡quiero sentir la vida corriéndome por las venas! Porque esto sí que es vida...la buena vida.



