Ella está en el horizonte. Camino dos pasos y ella se aleja. Nunca deja que la alcance. ¿Para qué sirve, entonces, la utopía?...para caminar.

miércoles, 9 de enero de 2008

Leer: una forma de vivir


Soñaba - María José Macías Bermejo

Desde pequeñita, han sido mis compañeros. Puedo relatar mi vida a través de cada uno de los que han pasado por mi vida (muchos más que novios, desde luego). No sé cómo empezó mi afición exactamente, supongo que tuvo mucho que ver mi hermana mayor, a la que adoraba ya de pequeñita y que me esforzaba por copiar. Con mis libros viajé a donde quise, viví mil aventuras. Leía deprisa, devoraba todo lo que caía en mis manos, se me quedaba pequeña mi biblioteca, pero, gracias a Dios, mi familia no era la de la pobre Matilda. Mucha gente decía que era rara, me llevaba mis libros a donde fuese (aún lo sigo haciendo); los niños, acostumbrados a jugar al fútbol, el parque y otros placeres distintos, me señalaban a veces, suspirando con compasión: Pobrecita, qué sola está. Se equivocaban. Una vez oí a Rosa Montero decir: Los que leemos, somos una especie de secta, y me encanta. Yo nunca me he considerado extraña, a decir verdad, sólo que me encanta leer, algo que en la actualidad, poca gente practica (sé que generalizo porque afortunadamente hay buenos lectores y espero que los siga habiendo). Pero la gente te ve rara cuando dices: Prefiero un libro a comprarme ropa (¡sacrilegio! ¿Y qué hago yo en las rebajas si nunca hay rebajas en los libros, en?). Nunca está de moda eso de leer. Pero me da igual. Ahora mismo estoy enganchadísima (y me quedo corta) leyendo El corazón helado de Almudena Grandes. La historia me tiene atrapada de una manera sobrenatural, no hago más que desear llegar a casa para poder leer, terminar de estudiar para poder seguir, acostarme para leer antes de dormir. Qué intriga...¿qué secreto esconde la familia Carrión?, ¿cuál fue la traición definitiva que creó el odio?, ¿qué pasará?, ¿qué pasó antes que no sé aún?

Yo sí que compadezco a más de uno...que nunca ha viajado sin moverse de casa, entre sus manos un libro, en sus ojos palabras, en su mente fantasía. Ese sentimiento, cómo la intriga va creciendo, siendo tú el que acompaña a los protagonistas. Las historias que te arrancan una lágrima, aquellas con las que ríes, con las que sueñas, los rencores, las pasiones que parecen épicas y te hacen soñar. ¿Por qué aspirar a tan poco cuando puedes encontrarte con el universo pleno encerrado en unas hojas de papel?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre tengo un libro en mi mesita de noche, me acompaña por el resto de la casa y como no, me acompaña en cualquier viaje.

Es una gozada leer y dejarse llevar por ellos.

Me encantó el tema de tu post.

Besos tiernos y dulces,


** MARÍA **

Anónimo dijo...

Hola Lorena. He llegado hasta tu blog por casualidad. Porque a la entradilla del blog que me cree anoche le puse el título de tu propio blog, y al buscar el mío en Google me tope con el tuyo (casualidades de la vida)Le buscaré a mi entradilla otro título ya que, como se dice en estos casos "tú lo viste primero". Te dejo la dirección de mi blog por si quieres pasarte por ahí; intuyo que compartimos algunas afinidades. Toma nota: http//letrasenlared.blogspot.com
Un abrazo

Unknown dijo...

Precioso post... Qué identificada me siento!! Después de leerlo sólo puedo decir una palabra: amén.
'El corazón helado', disfrútalo, el recuerdo de la familia Carrión te perseguirá durante mucho tiempo.
Besitos!

Anónimo dijo...

Leer(te) es un placer.

Gracias.