Estoy nerviosa. Como mariposas revolotean en mi cabeza mil pensamientos, algunos más bonitos que otros. Mañana empiezo la facultad, estoy ilusionada aunque no puedo evitar sentir una punzada de pena al decirle adiós a este hermoso verano. Echaré muchas cosas de menos a partir de mañana: las dulces mañanas sin prisas, la ausencia de papeles desordenados en el escritorio, las noches infinitas vagando sin rumbo por el océano caótico de mis invenciones.Ayer me sentí mayor, diferente. Sentí seguridad en mí misma, la responsabilidad cayendo sobre mí y la sensación extraña pero adictiva de la falsa libertad que creemos tener sobre nosotros.
Me examino el día treinta de conducir, confieso que estoy histérica pero muy impaciente. Estoy pendiente de un hilo porque posiblemente vuelva a trabajar, y lo estoy deseando.
Sufro por mis amigos que sufren y sonrío gracias a que veo a otras personas que quiero muy felices. Pero qué hay de mí...sólo pinceladas sin importancia, aún no sé dónde estoy o cómo. Me busco pero no me encuentro. Sé cuáles son mis circunstancias pero aún no encuentro palabras para definir lo que pasa dentro de mí. Quizá ahora mismo es el tiempo, y no yo, el que juega las cartas. Quiero volver la vista atrás y me sorprende ver cómo los años han volado sin que me diese ni cuenta.Supongo que eso es porque he sido feliz. Quiero más, quiero más vida, más, más...allá voy.


