Ella está en el horizonte. Camino dos pasos y ella se aleja. Nunca deja que la alcance. ¿Para qué sirve, entonces, la utopía?...para caminar.

martes, 16 de abril de 2013

Palabras, tan solo palabras


Somos más frágiles de lo que pensamos aunque, paradójicamente, tampoco creemos tener la fortaleza que demostramos en muchas ocasiones. 
Si conocernos a nosotros mismos supone un verdadero desafío,  pretender conocer al otro como si fuese un libro abierto, es un imposible al que nos obcecamos, movidos por ese empeño telépata y codicioso de saberlo todo del otro. 
Mi mundo está hecho de palabras; desde siempre, me he sentido más cómoda en el mundo de las páginas y las bibliotecas, porque ese cara a cara me hacía sentirme tranquila, segura de que las historias me acompañarían en mis viajes y lo suficientemente completa como para que no me agobiase la idea de la soledad. Abriendo las puertas, he dejado entrar a las personas dentro de mi refugio, aireando las emociones enterradas, fluyendo por un camino incierto, atenazada por los miedos en todo momento. No esperaba que entrara esta corriente de aire, provocando que mi corazón se desordenara, revoloteando las hojas donde estaban escritas mis propias leyes. 
Adaptarse al otro no es sencillo. Comprender qué valor le da a sus palabras. Escuchar lo que no se dice. Ver como extraño lo que los demás ni perciben. Andar de puntillas sobre las heridas, con paciencia acariciar el cristal para no rallarlo, cuidando que nada estalle antes de tiempo. Vigilando las señales. Modulando la voz. Besando despacio, mordiendo con suavidad para que no sangre la piel. 
Somos más frágiles de lo que nos gustaría aunque, ni si quiera nos damos cuenta, cubriéndonos con armaduras para no ser heridos, tapándonos con máscaras para que nadie descubra nuestro dolor. 
Por suerte, me conozco lo suficiente para saber que cuando quiero algo, podré golpearme una y otra vez, pero seguiré intentándolo. Por desgracia, no estoy sola en mi aventura. 
Mi mundo está hecho de palabras, pero ahora, no son sólo mías. Aunque me cueste, intentaré aprender este nuevo idioma, porque sé que vale la pena. 

1 comentario:

Dylan Forrester dijo...

Me identifico contigo, somos un mundo de voces interiores.

Besos ;-)