Ella está en el horizonte. Camino dos pasos y ella se aleja. Nunca deja que la alcance. ¿Para qué sirve, entonces, la utopía?...para caminar.

jueves, 17 de julio de 2008

Aprendiendo entre huracanes

Empecé con mucha ilusión un trabajo realmente difícil: conseguir la atención de desconocidos. Lo más importante era que los beneficios de esa escucha ayudarían a los más necesitados. Confiando en mí misma me aventuré a intentarlo.
El primer "no" me chocó. El segundo me hizo un nudo en la garganta. El tercero me frustró de sobremanera. El cuarto lo oí con resignación. El quinto me dolió un poquito menos. Fue pasando el tiempo y no conseguía más que sentirme decepcionada. Se me iba acumulando rencor hacia aquellos que me miraban mal, aquellos que ni siquiera me decían "Lo siento" y, sobr todo, hacia todos aquellos que balbuceaban, como si fuera una ley universal esa maldita frase de: "No tengo tiempo". Sin embargo, intenté aferrarme a lo positivo, al recuerdo de las personas que se pararon a escucharme, a los que pararon su frenética carrera contra el tiempo y las preocupaciones para empatizar y, al menos, regalarme una sonrisa.
Yo, que creo que soy fuerte y valiente, me vi entre la masa que me ignoraba y me sentí como una niña pequeña, insegura y temerosa de las malas miradas y las palabras amargas. Sin embargo, no desistí y al día siguiente, volví con más positividad a regalar "Gracias" a toda la persona a la que me dirigía, aunque no recibiese la misma consideración.
Cuando terminaba el día y yo seguía sin conseguir ninguna persona que colaborase (económicamente, todo hay que decirlo), me encontré con ella. Era una mujer con el ceño fruncido, mayor pero con una extraña vitalidad. La paré, me escuchó y luego me llegó el turno. Fui incapaz de parar aquella ola expansiva, fui incapaz de no sentir el dolor y de imaginar la vida desgraciada que salía por los labios de María. Y claro, sus palabras me emocionaron tanto que entre ella y yo, tras escasa media hora de miradas y confesiones, había surgido una extraña conexión. Quizá fue el abrazo de apoyo, el abrazo de energía para seguir adelante, a pesar de todo y desafiar a la vida, a Dios si es que existe y a todas las circunstancias.
Mi coordinador me había observado y, con un rostro inefable esperó a que le contase. Y, ¿qué dije yo?:
- No sirvo para este trabajo.
Al fin y al cabo, así soy yo. Me gusta escuchar a la gente y, la verdad, aunque me encante hablar, muchas veces me cuesta hablar de mí misma cara a cara y elijo el papel, las letras, las palabras que nacen de mis manos para dibujarme. Soy paciente y me falta impaciencia para muchas cosas.
Luego muchos me dijeron que había perdido el tiempo allí, en la calle, aguantando el calor y el bochorno. Pero yo sonrío recordando cada momento, los de verguenza, los de coraje, los de rabia, los de emoción, los de encuentro. Es algo maravilloso aprender, aprender de los testimonios, aprender observando, aprender del dolor.
Y de vuelta a casa pensé que lo único que quería tras todo el huracán, simplemente, era escribir.

6 comentarios:

Achiperre dijo...

eso es tia! salir a la calle.. buscar cosas... lo más mínimo.. te hace sentir cosas realmente grandes y fuertes.. a mi me pasa coño.. o soy muy suceptible.. o no se.. !

Observar... me acuerdo de cuando yo observaba..!


Mil besos

Anónimo dijo...

Hola Cariño!!

Creo que no has perdido el tiempo, sino todo lo contrario. Ahora sabes el esfuerzo que supone estar en la calle, has tenido una responsabilidad, y con una madurez increible has sabido optar lo mejor para ti :) Eso es un logro, una alabanza. No te rendistes el primer dia... seguistes y quizistes terminar lo empezado.

Aquí, lo has dicho... no estas preparada. Pero creo que en estos días has aprendido más que en un mes de vacaciones ;)

Deseo verte y que me cuentes!!

Mua2! (ENORME!!)

Crisandbar dijo...

el mejor probexo q se puede sacar de los recuerdos es escribir...escribir y sacar conclusiones.
un saludo

El búho rojo dijo...

Tal vez, no sepas hablar de tus sentimientos, pero los escribes de maravilla

Un beso

Gigi German dijo...

Bueno, todo al inicio se hace dificil, solo puedo decirte que tengas paciencia, un abrazo, no pierdas tu paz.

Elena dijo...

Escuchando a los demás se aprende muchísimo, aunque en estos tiempos de ajetreo que llevamos se nos olvida a menudo. Siempre he dicho que mis alumnos me enseñan tanto o más que lo que yo intento transmitirles, a través de lo que sienten y expresan aprendo sobre la diversidad de sus sentimientos, sus valores, sus diferentes formas de ver la vida...

Estás en el buen camino, Lorena. Ya te lo he dicho alguna vez, pero me reconozco en la mayoría de tus posts. No sabes la de veces que me he sentido de forma parecida. Y lo expresas con unas palabras cargadas de belleza.

Disfruta del verano, guapa, y no dejes de aprender nunca.

Besos