Ella está en el horizonte. Camino dos pasos y ella se aleja. Nunca deja que la alcance. ¿Para qué sirve, entonces, la utopía?...para caminar.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Clásica y romántica

Los días pasan, dejándome la impresión de que no he hecho nada. Últimamente vivo en la biblioteca. Estoy cogiéndole manía a las altas estanterías, a los apuntes, al rasgar de los bolígrafos contra los folios.

Echo de menos más temas entusiastas, aquellos que me llevaron a meterme en esta carrera y no en otra.
Todo anda un poco revuelto por la universidad, muchas manifestaciones contra Bolonia y desconocimiento total. La verdad que sólo lo había oído de lejos, desentendiéndome pero ahora, cuando escucho todo lo que se me viene encima, me muero de miedo.
Por si no estábamos marginados los que amamos a las letras, ahora con el nuevo plan, aún más marginados. Un compañero comentaba hoy como un docente le había espetado sin miramientos que no valía de nada estudiar a Antonio Machado, porque lo que de verdad daba dinero eran otras cosas.
Desde pequeñita las letras han sido mi casa, mi refugio, mis noches alocadas. He deseado dedicarme a escribir y a leer desde que tengo uso de razón, nunca he podido ver a la literatura y a la poesía como una forma de ganar dinero. Por eso me duelen tanto estos ataques, es como si fuesen contra mí misma. Yo le diría a ese profesor, ¿de qué vale tener tanto dinero si no eres capaz de emocionarte leyendo a Antonio Machado?
¿No nos estamos volviendo demasiado huecos? Me horroriza la idea de pensar que mi vida puede convertirse en una lucha contra el reloj, en un estudio constante de la estadística, en un transcurrir de horas donde lo más emocionante que me ocurra es resolver una brillante ecuación. Hace poco oía a algunas amigas decir que la poesía les aburría.
Quizá deba presentarles a Antonio Machado, y que juzguen ellas mismas.
Retrato

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierra de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

Ni un seductor Mañara ni un Bradomín he sido
—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—;
mas recibí la flecha que me asignò Cupido
y amé cuanto ellas pueden tener de hospitalario.

Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.

Adoro la hermosura, y en la moderna estética
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.

Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.

¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.

Converso con el hombre que siempre va conmigo
—quien habla solo espera hablar a Dios un día—;
mi soliloquio es plática con este buen amigo
que me enseñò el secreto de la filantropía.

Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansiòn que habitò,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.

Y cuando llegue el día del último viaje
y esté a partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.

14 comentarios:

Elros dijo...

Me apunto a ser "clásico y romántico". Uno también se cansa de oír que nuestros estudios de letras no llevan a ningún sitio y cada vez estoy más orgulloso de saber disfrutar de un poema, de una novela, del simple tacto y olor de un libro en mis manos, de pasar horas muertas en librerías cotilleando páginas que me hacen sonreír con su descubrimiento o recuerdo.

Puede que en mis paseos con la literatura, por ahora, siempre haya pagado yo... pero las satisfacciones que me da no tienen precio.

Un gustazo estar de vuelta, Lorena. Un besico!

Anónimo dijo...

Así debería ser ... pero esta sociedad cada vez es más superficial y de resultados inmediatos.

Pero mientras haya gente que defienda tu postura no todo está perdido!!

BIRA dijo...

Poderoso caballero es don dinero, y eso (y otras cosas que no vienen a cuento) hacen que mucha gente no vea más allá. Las letras DEBEN ocupar siempre un lugar importante en nuestras vidas. Pero ya sabes, de todo tiene que haber.

De todos modos, creo que esto no es algo nuevo del todo. Siempre se nos ha mirado a los de letras como "peores". En mi época de estudiante decían aquello de el que sabe, sabe y el que no, p'a letras!

Isabel dijo...

Cuánta razón llevas amiga,me siento en total acuerdo con lo que dices;incluso me aventuro a pensar que los que no valoran las letras,las artes, no pueden ser maá felices que los que las saben valorar,porque en algún momento de sus vidas van a sentir que algo siempre les va a faltar.
Cuantos menos sepan apreciar estos"tesoros" menos valor tendrá la Humanidad.
Es penoso escuchar cosas así,muy penoso; desde hace tiempo vengo escuchando que "corren malos tiempos para la lírica",pero ahí está aún.
Un beso,amiga.Que eso nunca te desanime en tu empeño.

desahogandome dijo...

Subsrcibo, si das permiso, tus palabras.

habla un iletrado

un abrazo

Unknown dijo...

Pues.. desde luego lo primero no te desanimes y sigue confiando en que estas haciendo lo mejor, de todas formas eso de que se gana dinero con otras carreras, pues tambien es relativo y dependerá mucho de ti y de la formación que tengas, si de verdad estas ya siendo una profesional, profundizaras en Machado hasta que de verdad le saques, ¿por que no? partido.... y siempre en la vida se sale adelante.

Un abrazo y linda la poesía

Achiperre dijo...

hace ya mucho q estamos huecos!...
y se supone, que hay que estudiar para labrar un futuro... se necesita el dinero para vivir... y leer antonio machado en los ratos libres...
esa es la realidad... jode, pero es así!..

te he dicho alguna vez que me flipa la foto de la chica en el banco que tienes a la derecha?? es muy buena!!


Un besote

El búho rojo dijo...

Sólo tú debes marcar la dirección que has de tomar en la vida... tus errores y tus aciertos harán que vayas corrigiendo el rumbo...

Pero jamás te librarás de sentir huecos... sólo has de procurar que sean mínimos.

Edu dijo...

Ese profesor debe de ser uno de esos necios que confundian valor con precio, como diria Antonio Machado, poeta de la rima, el polvo, el camino y la Republica.
Saludos.

Nanny Ogg (Dolo Espinosa) dijo...

Vivimos en un mundo en que no se estudia para aprender sino para ganar más dinero. Es una pena. Sigue con Machado y con la poesía y con la literatura... Me dan pena los que sólo pueden pensar en compensaciones económicas.

Besos

Jordicine dijo...

Pues estoy de acuerdo contigo. Y en una biblioteca... es imposible perder el tiempo. Me gusta lo de 'casi desnudo, como los hijos de mar'. Un beso.

Anónimo dijo...

Hola...
valla... desde hace bastante tiempo habia intentado comunicarme con tigo... Es la primera vez desde hace mucho tiempo que me atrevo a ponerte un comentario en el blogg pero creo que tienes razon... que clase de vida mediocre podemos esperar sabiendo que viven por dinero y no de poder apreciar algun poema bonito como los de Antonio Machado... muchas felicidades por tu comentario ^-^ y... llege atu blogger desde fanfiction, eres muy buena escribiendo sigue asi y nod ejes que cualquier profesor mediocre ambisioso cambie tu forma de pensar (que para ser honesta no creoque lo logre) mmis mejores deseos...

xoxo

momo dijo...

Aquí está mi huella... acabo de descubrirte , precisamente por la poesia.
un abrazo

Rocío dijo...

No sabes cómo te comprendo...
Estudio el último año ya de Filología Hispánica y he tenido que aguantar a mucho cafre que venía con el típico comentario de "las letras no dan dinero" pero qué quieres que te diga, yo creo que no es así, es más, veo algo bastante triste y penoso en meterse en una carrera meramente porque después ganarás dinero.
Ese dinero no podrá comprar el estremecimiento de leer un poema de Amado Nervo, de Bécquer...